El pasado sábado tuvo lugar uno de los peores acontecimientos de la temporada para el Real Madrid. Gareth Bale y Luka Modric se lesionaron gravemente y el resto de la temporada peligra para ambos.
Al suceder dicho acontecimiento, la mayor parte del madridismo se conjuró en un grito unánime: "Temporada en blanco". Pero hay un pequeño reducto de verdaderos madridistas que saben de que va esto. Que saben lo que es el Madrid y que saben que su equipo no va a quedarse en blanco.
Yo pertenezco a ese reducto y ya sea con Pepe de Mediocentro, con Chicharito de delantero o incluso con Diego Llorente de central, mi equipo va a dar la cara el miércoles.
Mi equipo juega en casa, en el templo, en el santuario. Mi equipo jugará ese fútbol de leyenda que siempre aparece cuando peor van las cosas. Ese fútbol que ilusiona. Ese fútbol que enamora y que gana títulos. Ese fútbol que nos va a llevar a ganar la undécima en Berlín.
Caballeros, madridistas (los de verdad), antimadridistas, el miércoles asistirán a un espectáculo futbolístico en el que el Madrid como protagonista principal, calle bocas a mansalva.
Hala Madrid, y nada más.
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