El Athletic era superior y en el minuto 31 recibió la recompensa a su fútbol, después de que San José se aprovechase de un rechace tras un cabezazo de Aduriz que se estrelló en el larguero.
La entrada de Santi Mina en el segundo tiempo le cambió la cara al Celta, mucho más incisivo, volcando el juego hacia la banda izquierdo, donde Nolito hacía daño con sus individualidades.
Había metido el Celta una marcha a su juego, y con un gol de cabeza de Larrivey logró asustar al Athletic, cada vez metido más en su campo, intentando conservar un resultado que le mantiene con opciones de luchar por Europa.
Se dio cuenta Valverde de que su equipo, que había perdido a Aduriz por lesión, estaba sufriendo en el centro del campo. Metió a Iturraspe y el Athletic recuperó protagonismo. El Celta estaba volcado, pero eran los bilbaínos los que hacían daño con sus rápidos contraataques. El marcador, no obstante, no se movería.
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